La yuca es una raíz
altamente calórica, que ha servido de sustento durante siglos en algunos países
de Latinoamérica. Se cultiva desde hace 4.000 años y dependiendo donde nos
encontremos recibe distintos nombres tales como mandioca, casaba, taro, etc.
Aunque en Europa se la conoce básicamente como yuca.
Es uno de esos
productos que apenas se consume en nuestras mesas pero que yo personalmente he
aprendido a apreciar gracias a mis viajes y largas estancias en tierras
centroamericanas.
En algunos lugares
como Perú, Nicaragua, Costa Rica o Republica dominicana puede estar presente en
todas las comidas del día, ya sea hervida, frita, salteada, en puré o de
cualquier otra manera en la que pueda ser preparada y para que os hagáis una
idea su consumo podría equipararse al del pan.
Además de la raíz
de yuca se extrae una harina y una fécula (tapioca), que a su vez se utilizan
en multitud de recetas.
Una de las más
famosas es la farofa, la cual probé en Brasil por primera vez. Por explicarlo
de alguna manera equivaldría a nuestro plato de migas, donde se sustituye la
miga de pan por harina de mandioca, la cual se fríe en un aceite saborizado en
el que previamente se ha cocinado panceta, chorizo, etc y se guarnece con
diferentes viandas.
Esta farofa es un
complemento indispensable para la archiconocida feijoda, además de estar
presente en las mesas brasileñas de forma casi permanente.
En dominicana es
ingrediente básico para el sancocho (cocido dominicano) y también para el
casabe, que se prepara con harina de mandioca. También se elaboran diferentes
dulces y buñuelos.
Como veis, aunque
para nosotros no sea más que un producto exótico que rara vez utilizamos, en
otras culturas forma parte básica de la alimentación y un producto altamente
apreciado a pesar de su origen humilde y su bajo coste.
En esta ocasión os
quiero dejar una receta bastante sencilla que aunque para nosotros no deje de
ser más que un snack o aperitivo, en Centroamérica se utiliza como guarnición
clásica para acompañar diferentes platillos ya sean a base de carne, pescado o
mariscos.
Yuca frita o chips
de yuca.
Para los chips de
yuca
Yuca
Aceite de semillas
Sal
Lavar y pelar la
yuca. Con la ayuda de una cortadora de fiambres o de una mandolina cortar
rodajas o láminas del grosor deseado. Este puede variar aunque lo más normal es
que tenga entre 2 y 4 milímetros de grosor. En caso de no disponer de cortadora
de fiambres lo normal es cortarlas a cuchillo.
Lavar un minuto en
agua corriente y sumergir las rodajas o láminas en agua con hielo durante un
rato para que pierdan un poco de fécula y agarren textura. Escurrir y secar
bien.
Calentar el aceite
en una sartén y cuando este empiece a humear será el momento de añadir las
rodajas de yuca. Mantener en el baño de aceite hasta que empiecen a tornarse
doradas. Este será el momento para sacarlas sobre un poco de papel absorbente
con el fin de que pierdan el aceite sobrante. Poner a punto de sal mientras
están aún calientes y servir rápidamente.