Aunque desconozco su origen es sabido que es una receta ancestral, casi primitiva, y que ya se consumía algo parecido por los primeros asentamientos iberos que se establecieron en la península 2000 años a.C. Dado que el pan nos acompaña en el camino hace ya 8000 años, parece que es un dato fiable, además es muy probable que otros pueblos contemporáneos también conociesen alguna elaboración parecida, realizada con pan duro sofrito con manteca o sebo de oveja y aderezado con alguna hierba silvestre. También es posible que su origen tal y como las conocemos hoy, sea el que nos cuenta el doctor Francisco Abad (miembro de la academia aragonesa de gastronomía), en su libro “Migas, un clásico popular de remoto origen Árabe”.