Aunque hoy este arte está prácticamente en desuso, hace unas
décadas y junto a las esculturas de hielo, estaba presentes en todos los bufets
de los grandes hoteles del mundo. Los
cocineros mostraban sus aptitudes artísticas llegando a veces a niveles de detalle
extraordinarios, realzando con gran espectacularidad las repletas mesas de
alimentos que exponían en sus establecimientos.
Este arte ancestral tiene su origen en la cultura tibetana y
según una leyenda china, en el año 641 DC, cuando la princesa Wencheng de la
dinastía Tang se casó con el rey
tibetano Songtsan Gambo, el pueblo tibetano presento sus ofrendas delante del Buda. Al no encontrar
flores debido a la temporada invernal, los monjes tibetanos realizaron algunos
ramos de flores hechos con mantequilla.
Desde entonces las técnicas para tratar la mantequilla se fueron depurando con los años hasta
transformarse en un arte exquisito que se convirtió en una seña de identidad
para los monjes tibetanos. Tanto fue así, que se estableció el monasterio Taer
en la provincia china de Quingai como lugar de culto para este arte. Allí se
fundaron dos instituciones cuya función
era enseñar a los monjes las técnicas necesarias para manejar con precisión y
sutileza el arte de la escultura en mantequilla. Estas instituciones llevaron
este arte a un nivel más espiritual, debiendo tomar parte los artistas en un
ritual religioso para purificarse antes de comenzar sus obras.
Las esculturas más frecuentes son los motivos florales,
aunque también a menudo se representan deidades budistas que posteriormente son
motivo de ofrenda.
Hoy en día el monasterio Taer sigue comprometido con este
arte espiritual y miles de visitantes se acercan cada año para observar de
cerca las artes secretas de estos monjes
budistas.
Aquí os dejo algunas piezas realizadas en margarina deshidratada realizadas por Manu y David en el hotel Barcelo Sancti Petri año 2008.
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