El origen del cultivo de esta leguminosa se sitúa en el Mediterráneo oriental, aunque
se extendió rápidamente por toda la cuenca mediterránea, donde su consumo se ha
prolongado a lo largo de los siglos, dando origen a un sinfín de recetas de índole
muy variada. Se trata de una planta herbácea anual, de unos 50 cm de altura,
que nos ofrece como fruto una vaina en cuyo interior encontraremos un máximo de
3 semillas.
Existen un gran número de variedades clasificadas
básicamente por las características del grano, aunque son los garbanzos del
tipo Kabuli los que consumimos mayoritariamente en nuestros hogares. Caracterizado por un grano mediano o grande,
rugoso y redondeado, se cultiva en las
regiones mediterráneas y en el centro y sur de América.