Aunque ya se consumían panes de corte similar en la cuenca mediterránea y en la antigua china, la pizza, tal y como la conocemos hoy, es originaria de Nápoles.
Es una elaboración relativamente fácil de preparar. Como se suele decir, el secreto esta en la masa, compuesta básicamente de harina de trigo, agua, levadura y sal. Aunque no podemos olvidar el método de cocción empleado, la fuente de calor (horno eléctrico, parrilla, horno de leña, etc.) y por supuesto la calida de los ingredientes que queramos añadir.
Se trata de una masa de pan fermentada y posteriormente aplastada en forma de disco que se pinta con salsa de tomate, se cubre con queso mozzarela y se hornea. Se suele guarnecer con multitud de ingredientes, tales como anchoas, alcaparras, olivas, pepperoni, jamón, etc. y se perfuman con hierbas aromáticas como el orégano o la albahaca
Si se desea obtener una masa gruesa y esponjosa, una vez que la estiremos y hayamos formado el disco, habrá que dejarla reposar nuevamente unos 20 minutos, cerca de un lugar calido para que vuelva a subir.
Si por el contrario se desea una masa fina y crujiente, lo normal seria estirar bien la masa, guarnecerla y hornearla, pero yo recomiendo otro modus operandi. Precalentar el horno a máxima potencia, estirar la masa y proceder a suflarla, esto quiere decir introducirla en el horno bien caliente unos minutos para que el choque térmico produzca vapor rápidamente y separe las capas de la masa. Con un minuto, máximo dos, será suficiente ya que la masa tiene que salir casi cruda, simplemente sellada. A continuación proceder del modo tradicional, guarnecer con tomate, queso, etc. y hornear.
Para la masa de pizza
500 gr. Harina
250 gr. agua
20 gr. levadura fresca
30 gr. Aceite de oliva
5 gr. sal
5 gr. azúcar
Diluir la levadura en un poco de agua templada, añadir la sal y el azúcar. Amasar la harina con la levadura, el agua y el aceite de oliva hasta conseguir una masa homogénea. Colocar en un recipiente y tapar con un paño húmedo. Dejar reposar en un lugar calido al menos una hora o hasta que doble su volumen por efecto de la fermentación.
Esparcir un poco de harina sobre una superficie lisa y con ayuda de un rodillo o bien si se prefiere a mano, ir estirando la masa dándole forma redondeada hasta obtener la finura deseada.
Para la salsa de tomate
1 kl Tomate maduro
4 dientes de Ajo machacaos
Aceite de oliva
Hoja de laurel
Sal, pimienta y azúcar
Rallar el tomate o pasar por la túrmix y colar. Reservar
Poner aceite de oliva en un sote junto con los dientes de ajo machados. Sofreír a fuego lento unos minutos hasta cocinar el ajo, agregar la hoja de laurel, remover y añadir el tomate rallado. Cocinar a fuego lento unos 15 o 20 minutos, cuando este casi listo poner a punto de sal, pimienta y azúcar para contrarrestar la acidez en caso de ser necesario.
Por ultimo retirar la hoja de laurel y los dientes de ajo machacados. Reservar.
Para la guarnición
Tomate seco en aceite de oliva
Alcaparras
Olivas negras
Orégano
Montaje
Estirar la masa y hornearla 1 minuto a máxima temperatura, sacar y extender sobre la base una fina capa de salsa de tomate, sobre esta esparcir la mozzarela rallada y terminar colocando la guarnición, en este caso el tomate seco, olivas y alcaparras.
Hornear a 220º durante 5 minutos. Cuando salga del horno añadir un poco de aceite de oliva en forma de hilo fino y un poco de orégano.
Servir al momento.
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