Hace unos días recibí un regalo especial procedente de Indonesia, el remitente; mi amigo Zullie, un magnifico pastelero que conocí trabajando en una compañía de cruceros. Y el regalo; un paquetito de 100 gramos del codiciado café Kopi Luwak. El Kopi Luwak es un robusta común que se produce en las islas de Sumatra, Java, Bali y Cebeles, con una producción anual de unos 250 kilos, el precio del kilo viene a rondar los 600 euros
Recuerdo una noche al terminar el servicio de cenas, (nos solíamos sentar en la oficina del chef a tomar algo y comentar incidencias o tareas para el día próximo o simplemente a charlar) me acorde de la historia de un café, del que había oído decir que era el mejor café del mundo. Lo curioso de la historia era el porque se consideraba el mejor café del mundo; y es que los granos maduros son consumidos enteros por las civetas, para sufrir en el estomago de estas un proceso de fermentación, posteriormente son excretados entre las heces y recolectados. Se limpian y se tuestan ligeramente para que no pierdan las propiedades adquiridas en el estomago del marsupial. Al parecer el grano interno del café no es digerido, pero sí es modificado químicamente por los enzimas presentes en el estomago, que rompiendo las proteínas que producen su amargor, lo rebaja y le aporta otro sabor.
El caso es que ninguno de los presentes (exceptuando a Zullie) me creyó en aquel momento, algo entendible, ya que con frecuencia la pasábamos bromeando. Menos mal que Zullie corroboro mi historia y además puntualizo que ese café era de su tierra, de Indonesia y que su nombre era Kopi Luwak (en indonesio Kopi significa café y Luwak significa civeta) y fue aun mas allá, al prometer que cuando volviera a casa, me enviaría un paquetito para que pudiera probarlo.
Efectivamente, Zullie cumplió su promesa y yo recibí mi dosis de caca-café. Una vez probado, puedo afirmar con rotundidad que el precio no es merecido. Pero es que yo, soy de la opinión de que ningún producto cuesta los desorbitados precios por kilo, que en ocasiones se pagan por ellos, y que a pesar de los elevados costes de producción o de la dificultad que pueda suponer conseguirlo, en ningún caso he encontrado producto alguno, que justifique esos precios con el sabor que nos ofrece.
Con todo esto no quiero decir que sea un mal café (para nada), es delicioso, solo que no merece la pena pagar 600 euros el kilo, ya que el placer que os proporcionara nunca estará a la altura de su coste.